La cosa más surreal me ha ocurrido hoy. Bueno, es que el surrealismo y yo habíamos decidido establecer una zona de amortiguación entre nos. Es por eso que el golpe de hoy me rompió los dientes. Me explico.
D y yo entramos a una tienda de muebles (léase estuvimos TODA la tarde del tingo al tango) hoy de lo más aquel. Pues resulta que no es una mueblería de esas del montón, si no un kioskito donde venden antigüedades (léase de segunda o tercera mano y caras). Pues el señor, muy amable, nos estuvo explicando unas bandejas de plata y cobre de Irán que la más joven tenía 50 años. Lo sabía por la inscripción árabe de la fecha.
Pues claro, como es natural y obvio, terminamos hablando de Grecia y de Turquía.
Finalmente la pregunta obligada de ¿De dónde son? aparece (porque el hombre reconocía que hablábamos español, pero no reconocía nuestro acento). Al decirle de Puerto Rico, sin perder ni un segundo habló sobre la belleza de la Isla con tanta certeza y detalles, todos correctos por cierto, que le pregunté si alguna vez la había visitado. Me dijo que no. Que él se había educado a sí mismo (perdonen el conato de redundancia, pero es que decir autodidacta me suena muy comemierda) en las bibliotecas públicas, leyendo, con documentales, etc.
De inmediato lo añadí a la lista de la gente que admiro y respeto.
Entonces vino el golpe de gracia. Nos dice a quemarropa que él desea que Puerto Rico logre su independencia, no algún día, sino pronto.
Definitivamente entró en el top 5.
No he dicho que mi admirado tenía también su acento de extranjero (como el 90% de las personas con quienes tratamos a diario). Así que nos explicó que venía de Afganistán, un pueblo que por su ubicación geográfica ha sido invadido por sécula seculorum por Reimundo y Tolmundo y que por lo tanto valoraba la libertad. Y lo que cuesta. Nos habló de la invasión rusa. Y nos habló de las invasiones americanas, a Puerto Rico y a Afganistán.
Yo estaba de rodillas.
Déjame ver si aclaro esto mejor. Hoy estuve discutiendo política puertorriqueña con un hombre de Afganistán, que lleva más de 30 años en los Estados Unidos, no tiene título universitario, se ha educado a lo Pepe Cojones y me presentó unos argumentos muy contundentes a favor de la independencia de Puerto Rico que by the way, hicieron ver a Rubén como el que canta la canción de los mantecados Nevada.
Ahora, lo único que quiero es llevarlo a la barbería de Jimmy, en la calle Salud de Mayagüez al lado del Teatro Balboa. Así de bueno es el tipo en política puertorriqueña.
¿Y los gringos? Muy bien, gracias. Camino a otra invasión.
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