Ya era hora. Hice todo lo que pude para posponerlo, pero al fin y al cabo sucedió. Me enfrenté a la Exorcista. Como buenos danzarines nos medimos los pasos, cada sílaba, cada sonrisa planificada con mirada de francotirador. Debo confesar (ya que de eso se trata, ¿no?) que lo disfruté más que mis visitas con The Pope.
Este me da dulces, la otra me da libros.
Esta me prohíbe los plátanos, el otro me condena el acento.
Este me americaniza, la otra me segrega.
Esta me llama el experto, el otro duda de mi duda.
Ambos a dos me dicen que estoy gordo.
Ya veremos quién termina la Ultima Cena.
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Deja ver si entiendo? No, no quiero, otro día será. Y si es lo que sospecho, al menos te inspiró una entrada original y singular. Por cierto, estas gordo? y a donde fuiste para que te dijeran eso? Te mirabas al espejo?
ResponderBorrarDe verdad, los exorsicismos, siempre sin necesarios y a veces llegamos a ellos sin proponerlo.
ups! escribi un ups y se me público a la ligera....por favor el primer sin reemplazalo con un son, "Siempre son necesarios" los exorcismos periodicos. Es que la "o" se asustó porque el "sin" en la lengua inglesa es pecado y yo pretendo que me exorcisen los dioses del ocaso para que me amanezca el demonio del alma.
ResponderBorrarNo os preocupeis, que prefiero el sin simpatico y jugueton, el son sabroso y apasionado al san seacabo purit ano. Besumenes
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