Otro fin de semana comienza.
Anoche, después de varios meses sin beber, me dí dos palos de ron y uno de vodka. Fue como si un orgasmo líquido durmiera en mis venas. No sé cómo, pero logré cerrar el gabinete donde guardo la bebida que ya no me guarda.
Hoy sigue la vida su sarcasmo voraz. Tal vez mescape por la puerta trasera, o quizás termine lo que siempre me ha esperado en el gabinete.
Sigue el día escupiendo las horas, y en mis venas frígidas sólo corre el hastío. ¿Dónde dejé el vaso?
sábado, 10 de marzo de 2007
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